Las Vegas (EE.UU) es sinónimo de exceso. Todo en esa ciudad construida sobre un desierto es XXL. Los casinos, los hoteles, la arquitectura de quita y pon, los espectáculos, las propinas... Hasta las bodas travestidas de Elvis o Marilyn tienen un punto excesivo y carnavalesco. Pero este mítico destino bien podría estar enfrentando una decadencia de la que no la salvaría ni el mejor Frank Sinatra.
Según Deutsche Welle, la afluencia de turistas este junio cayó un 11% en relación con el número de visitantes que arribaron en ese mismo mes en 2024. El descenso es especialmente significativo en el caso de los turistas canadienses y mexicanos. Algunos culpan de esta debacle a los altísimos precios. Una botella de agua, por ejemplo, cuesta 22 euros. Ya se sabe, lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas. Pero parece que últimamente no está pasando mucho.
El periódico recomienda destinos alternativos a los muy masificados
La grabación del suceso se hizo viral, provocando la indignación de la población local
La caída de la demanda se ve compensada por el mayor gasto de potentados estadounidenses y latinoamericanos