Arnaldo, un hombre jubilado de 83 años, tuvo que recurrir a vivir durante nueve meses en el aeropuerto Marconi, Bolonia, debido a que ya no podía permitirse el lujo del alquiler de un hogar.
Al principio, el hombre no quiso ser molestia y dormía en la parte exterior del edificio. No fue hasta que llegó el frío que tuvo que dormir dentro, en la zona de check-in. Así, durante nueve meses, los empleados del aeropuerto lo acogieron como un miembro más de la familia: le dieron un saco para dormir, cafés y comida.
No fue hasta que la situación se hizo conocida en la televisión Italiana, que un alma caritativa anónima le dio las llaves de un hogar para que tuviera un lugar tranquilo en el que vivir sin necesidad de pagar un alquiler.
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