La isla de Saba (Países Bajos), una de las antillas menores del Caribe, alberga un aeropuerto que casi parece de juguete, con una pista de tan solo 400 metros que lo convierte en el más pequeño del mundo. Al trío conformado por dicha isla más Bonaire y San Eustaquio, de las islas BES, se las conoce como los Países Bajos del Caribe. Y es precisamente ese entorno el que hizo que tuviera que construirse la pista con esas características.

Según informa Ser, En Saba hay un volcán inactivo, el Monte Scenery, el punto más alto de la zona con sus más de 853 metros. Con un paisaje con espacio absolutamente reducido, tuvieron que construir el Aeropuerto Juancho E. Yrausquin justo en el borde geográfico. La terminal suele estar cerrada al tráfico aéreo y solo pueden aterrizar aeronaves de hélice de aerolíneas regionales, con una exención de la Autoridad de Aviación Civil de las Antillas Neerlandesas.