Las costumbres y usos en lugares emblemáticos son inexplicables: puentes atestados de llaves a punto de sucumbir al peso del metal o turistas haciendo cola para besarle el trasero a un oso. Eso es lo que pasa en Madrid de un tiempo acá con la famosa estatua del Oso y el Madroño, obra del escultor Antonio Navarro, situada en la Puerta del Sol.
Según explica xataka, el animal ya está a dos colores de tanto toqueteo. La mayor parte presenta un tono oscuro, pero una de las patas y la cola ya están casi doradas. El animal ha "desteñido", sobajeado por los visitantes.
¿El motivo de tan estrafalaria costumbre? Se ha extendido la idea de que tocar al oso en según qué partes da buena suerte. No es una idea nueva, pues ya el refranero español ha reparado en ella con frases como "tiene una flor en el culo" para referirse a alguien especialmente favorecido por la fortuna.
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