Este lunes, un vuelo de Ryanair que partía de Málaga hacia Ibiza a las 7 de la mañana se convirtió en el escenario de una divertida reprimenda por parte de una auxiliar de vuelo.
A pesar de las advertencias previas sobre el uso de dispositivos móviles en modo avión, muchos pasajeros ignoraron la instrucción y continuaron enviando mensajes por Whatsapp y correos electrónicos.
La azafata, con un tono simpático pero firme, les recordó que no estaban en primaria y que debían seguir las normas del vuelo. Tras su insistencia, los viajeros finalmente obedecieron y guardaron sus teléfonos antes del despegue.
Ryanair está harta del mal comportamiento de algunos pasajeros en sus aviones y los multará con 500 euros, además de expulsarlos y perseguirlos judicialmente por daños civiles.
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