El pasado día 10, el adolescente Riccardo Boni, de 17 años, moría sepultado bajo 100 kilos de arena en la playa de Montalto di Castro (Italia), cercana a Roma.
Aparentemente, el joven decidió cavar en la arena un túnel para intentar conectar dos agujeros. Se supone que la tierra cedió sobre sus hombros y el túnel desapareció, engullendo en un instante al muchacho, sin darle oportunidad de pedir ayuda.
Quedando aun circunstancias por esclarecer, la historia da un giro de guión digno de la mejor película, debido a que la Justicia señala al padre como homicida involuntario, pues podría haber ignorado deliberadamente el riesgo de muerte de su hijo, ya que, según él mismo declaró, estaba a apenas dos metros del pozo de arena.
De hecho, según informa TNinternacional, Boni solo pudo ser localizada por las indicaciones de su hermano menor, pero para entonces ya era demasiado tarde. Como la víctima era menor de edad, la ley establece que los padres son responsables de lo sucedido. Es posible que el ahora sospechoso solicite una audiencia con la fiscalía para aclarar su postura.
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