Lograr casarse en Mallorca es como encontrar un décimo premiado de lotería. El boom de la isla como destino internacional de bodas ha copado casi todas las ceremonias nupciales que tienen lugar en ella, dejando solteras y desconsoladas a muchas parejas residentes o peninsulares, que tenían la ilusión de celebrar su enlace allí.
Según informa Diario de Mallorca, el furor foráneo por casarse en Mallorca está protagonizado básicamente por alemanes y británicos, a los que siguen estadounidenses, canadienses, australianos, escandinavos y procedentes de la India u Oriente Próximo. Llegan desde casi todas las geografías para dar el "sí quiero" en esa tierra.
El turismo de bodas es muy codiciado. No solo atrae al destino a los contrayentes, pues suele incluir a todo el elenco de invitados. Una boda puede atraer hasta a 100 o 120 personas a la isla y llegar a costar un millón de euros. Ante esta situación, los mallorquines que se quedan con ganas de casarse, optan por cargar con el esmóquin, el traje de novia y el ramo de flores y desplazarse a otra isla donde puedan celebrar la ansiada ceremonia.
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