Una viajera lanzaroteña vivió una experiencia de lo más frustrante con la aerolínea de bajo coste Ryanair al regresar de Sevilla.
A pesar de que su maleta cumplía con los requisitos de tamaño y peso, le informaron en la puerta del avión que debía facturarla, un servicio por el que pagó casi 50 euros. La compañía le reclamó que debía pagar otros 46 euros extra y, al negarse a pagar de nuevo, decidió dejar la maleta "voluntariamente", ya que la otra opción era quedarse ella en tierra también.
Al llegar a Lanzarote, llamó a servicio de atención al cliente y se enteró de que su maleta había sido llevada al servicio de limpieza del aeropuerto, o lo que es lo mismo, había sido tirada a la basura. Tras numerosas gestiones, logró recuperarla. Sin embargo, el contenido de la maleta, valorado en más de 1.000 euros, había sido reducido significativamente. Casualmente, habían desaparecido los objetos de mayor valor.
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